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Preliminares sexuales, guía práctica

El aquí te pillo, aquí te mato ha pasado a mejor vida. Los preliminares sexuales son una parte esencial del resbalón. E incluso hay quien no necesita sexo con penetración y prefiere tener una experiencia más sensual con preliminares.

Beneficios de los preliminares sexuales

Dedicar un tiempo a prepararse para el resbalón o a ‘calentar el horno’ tiene un sinfín de beneficios. Por ejemplo, ayudar a la lubricación natural de la mujer (aunque con nosotros no lo necesites) o a que el hombre consiga y mantenga la erección. Para quienes tienen problemas para alcanzar el orgasmo, todo es más fácil con unos buenos preliminares. Además, en el caso de las mujeres, el sexo se hace más placentero si hay juegos previos. Cuando su cuerpo se estimula y se consigue que se excite, los músculos vaginales empujan el útero, creando más espacio en la vagina, lo que hace que las sensaciones durante el resbalón sean más excitantes.

A un nivel plenamente emocional, los preliminares reforzarán la conexión entre aquellos que (quizás) practiquen después sexo.

Guía práctica de los preliminares

Empezamos por lo más básico; verbalizar. Es decir, hablar con la otra persona de lo que te gusta y de lo que no. Es posible que lo que a uno le parece lo más excitante, a la otra persona le aburre o directamente le disguste. Es mejor preguntar para saber dónde besar, acariciar, tocar, estrujar…

Del primer consejo viene el segundo. No hay una norma establecida de los preliminares perfectos, ni del tiempo. Se suele considerar un mínimo de 10 minutos de ‘calentamiento’ y de ahí para arriba, dependiendo de lo que le guste a cada uno. Es decir, de abstenerse de ir directamente a por los genitales y entretenerse por el camino, que hay muchas paradas que hacer y disfrutar.

La lengua es esencial para estos preliminares. Tanto en su función para lamer o chupar diferentes partes del cuerpo del otro, como en su parte vocal. Es decir, que decirle al otro ‘cochinadas’ puede tener un efecto más excitante que nada que puedas hacer en cuanto a interacción físico. Suena a tópico, pero es cierto que la primera zona erógena es el cerebro.

¿Te gusta jugar? Pues crear un juego, usar uno existente o desempeñar roles (incluso usando disfraces) es una de las cosas que más puede llegar a excitar.

Bailar de lejos no es bailar. Si ya lo decía Sergio. Bailar un baile sensual o una duchita juntos puede hacer que la temperatura se dispare.

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