¿Hay más ganas de sexo con el buen tiempo?
Según un estudio realizado por Boston Medical Group sobre los hábitos sexuales de los españoles, la mayoría de personas dice que el verano es la época más activa para practicar sexo. Le sigue la primavera, luego el invierno y finalmente el otoño. Y el mes en el que nuestra vida orgásmica está más a tope es agosto, seguido de julio y junio. Así que parece que si la primavera la sangre altera, en verano sexo cotidiano (y no sigo, que cada cual rime otoño como prefiera, aunque yo lo tengo claro).
¿Por qué nos apetece más tener relaciones con el buen tiempo?
Estos datos confirman lo que lo que muchos y muchas sospechamos respecto a la estación más calurosa del año y su relación con el sexo. Pero además de eso, resulta que hay una explicación científica de por qué pasa y tiene que ver con la luz solar y las altas temperaturas. Estos fenómenos tienen un efecto directo sobre las hormonas, nuestras queridas y traviesas hormonas, elevando los niveles de dopamina y oxitocina. La primera provoca placer y sensación de bienestar, mientras que la segunda genera un incremento de la sociabilidad.
La luz solar y la vitamina D
La luz solar genera vitamina D y esta se relaciona con la testosterona, la hormona que nos hace tener más deseo sexual. Según algunos estudios, a mayor cantidad de vitamina D, mayor nivel de testosterona en la sangre. Un déficit de vitamina D se vincula con un bajo deseo sexual.
Altas temperaturas
Nos encontramos con una época en la que tenemos más ganas de relacionarnos con gente, nos sentimos bien y además aumenta el deseo sexual. Cantamos línea.
A esta combinación solo le falta que además, haya más tiempo libre para dar rienda suelta a nuestros intereses libidinosos cosa que en verano también sucede, época de vacaciones o al menos de rebajar el ritmo, para muchas personas. Ahora sí, cantamos bingo
¿Más tiempo libre, mayor deseo sexual?
Uno de los problemas actuales en lo que respecta a un bajo deseo sexual es la vida hiperocupada que llevamos que se refleja en no tener momentos tranquilos, tener la cabeza ocupada en mil historias, llegar al final del día con tanto cansancio que solo apetece poner Netflix y relajarse.
El sexo – el buen sexo – requiere currárselo siendo activos e imaginativos. Y entonces llega una época de tiempo libre en el que se junta una mente y un cuerpo más descansados, en un ambiente relajado y festivo (visualizad el mojito en la playa). Todos esos factores bio-psico-sociales, juntos y revueltos, ayudan a la libido.
¿Somos más innovadores en verano?
Si os habéis fijado, en mi definición de buen sexo he incluido las palabras activo e imaginativo. Ya hemos visto que los astros se alinean para que en verano podamos ser más activos en los “resbalones” (otra cosa será que tengamos oportunidad ya que la capacidad de seducción de cada cual no se ve afectada por la vitamina D). Pero, ¿somos más innovadores en verano?
Si tenemos más tiempo y energía para pensar eróticamente, es probable que haya más predisposición a probar cosas nuevas. Siempre y cuando queramos hacerlo, claro. Así que más que el verano, el factor que yo creo que influye en ese sexo imaginativo son las ganas de cada persona de divertirse e innovar en el sexo. Y eso tiene más que ver con la forma en que se vive y se abordan los “resbalones”, la mentalidad abierta y juguetona, que con la luz solar. Quiero decir con todo esto, que cuando hay esa mente erotizada, cualquier época del año es buena.